¿De dónde salen? Esos pensamientos de nuestra mente, esos anhelos de nuestro corazón, esa necesidad de nuestro alma. De un lugar recóndito de nuestro ser que visualiza un mundo que puede o no estar a nuestro alcance. Y con él, todo aquello bueno y malo de nosotros plasmado en un lienzo blanco que se torna de colores con el tiempo.
Colores asociados a nuestros deseos, aquellos para el mundo, aquellos para nuestros allegados, aquellos para nosotros mismos. Pero aún cabe una duda. ¿Y si el dolor fuese uno de esos deseos? ¿Y si alguien aspirase a crear pesar en el mundo de forma indiscriminada?
Esa ambición, oscura e imperturbable que se halla en cada ser. Muchas veces oculta bajo un manto de sentimientos. Pero ahí yace. Esperando. En el lugar en el que nacen los sueños.
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