Un precioso paisaje tras la última escena.
Una zona abierta, pero con luz tenue y azulada. Un camino de rocas negruzcas cubiertas con una ligera capa de agua, la cual se vuelve más profunda a los laterales del mismo.
Toda la travesía está iluminada por unas flores brillantes cuales faroles, pero con un color suave y blanquecino. A medida que avanzo observo ruinas de aquello que pudo ser alguna vez un gran conjunto de templos.
En este húmedo ambiente puedo vislumbrar seres brillantes bajo el agua, seres deformes condenados por siempre por sus acciones. También hay unos vigilantes que me indican el camino con sus túnicas, martillo y escudo, junto a unas doncellas que oran con bastón y daga en mano.
A lo lejos veo guerreros imponentes con armaduras de hierro y piedra, portando monstruosas mazas, y cíclopes horrendos con pinta de tener hambre de humanos.
Sigo avanzando por el camino húmedo que me ha impuesto mi caída en batalla y entro en una enorme y hermosa cueva donde reside una voz melodiosa que calmaría a un muerto. Miro hacia la voz y veo una rana colosal de cuya boca salen una cara y dos brazos. Me indica hacia dónde debo ir para poder morir.
Desenvaino mi espada.
Comments